Tema 4 - La España del Siglo XIX: La construcción de un régimen liberal

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ANTECEDENTES:
REVOLUCIÓN LIBERAL: ISABEL II.
GLORIOSA REVOLUCIÓN. 1868. SEXENIO DEMOCRÁTICO.
RESTAURACIÓN MONÁRQUICA: 1874-1898. ALFONSO XII.
1. ANTECEDENTES:

Al iniciarse el siglo XIX, la guerra contra la invasión francesa originó en España una profunda crisis del Antiguo Régimen. El proceso bélico desmoronó todas las instituciones de la monarquía absolutista de los Borbones y abrió paso a las ideas liberales.

1.1. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1814)
Napoleón:
La guerra con la expansión por España de las ideas liberales fue un fracaso, y a partir de 1799, Manuel Godoy, primer ministro español, dio un giro radical a la política exterior. Se alió con Napoleón para que sus tropas entrasen en territorio español con el fin de atacar e invadir Portugal. El descontento de la población con la actuación de Godoy provocó el estallido del Motín de Aranjuez (1808), que provocó la dimisión del propio Godoy y la abdicación del rey en su hijo Fernando VII. Ante la situación, Napoleón convocó a Carlos IV y a Felipe VII para abdicar y aceptar el nombramiento de su hermano José Bonaparte como rey de España (Abdicaciones de Bayona).

Estos acontecimientos provocaron la rebelión popular y, el 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se reveló contra las tropas francesas, ejemplo que fuese seguido en otros lugares. Se crearon Juntas para dirigir la resistencia, mientras los patriotas se organizaron en guerrillas, tratando de presentar oposición a las tropas francesas. El curso de la guerra cambió cuando en 1812, la campaña de Rusia hizo que Napoleón tuviese que desplazar a parte de su ejército a ese país. La ayuda ofrecida por las tropas británicas (bajo el mando de Welligton) fue decisiva para que a finales del 1813 los franceses empezaran a abandonar el suelo español. Ese año se firmó el Tratado de Valençay, por el que Fernando VII recuperaba la Corona y Napoleón retiraba sus tropas de España.

Cortes de Cádiz. Constitución de 1812:

Las abdicaciones de Bayona dejaron un vacío de poder, ya que el rey José I nunca gozó de la aceptación de los españoles. Por esta razón, la Junta Central convocó una reunión de Cortes en la ciudad de Cádiz, el único territorio no ocupado por los franceses, y el 24 de septiembre de 1810 se inauguró una asamblea constituyente conocida como Cortes de Cádiz. Su primera decisión fue totalmente revolucionaria: todos los presentes se reunían en una única Asamblea y sus votos tenían el mismo peso. Esa nueva cámara se convirtió en la representación de la nación española y redactó una Constitución, aprobada en 1812, basándose en los principios del liberalismo político. Las Cortes de Cádiz aprobaron también unas leyes para abolir el Antiguo Régimen, aunque la situación bélica impidió que se aplicara todo lo legislado en Cádiz.

1.2. FERNANDO VII: REGRESO AL ABSOLUTISMO.

Sexenio absolutista.
También conocido como "el Deseado", Fernando VII regresó a España en el año 1814. Los liberales pretendían que el monarca jurase la Constitución de 1812, pero el monarca, convencido de la debilidad de los liberales y presionado por los absolutistas, impulsó un golpe de Estado, clausurando las Cortes y anulando la Constitución, lo que supuso la vuelta del Antiguo Régimen. Muchos liberales fueron detenidos, y el resto tuvieron que exiliarse o pasar a la clandestinidad. La Constitución de 1812 perjudicaba a los campesinos por lo que éstos también apoyaron la vuelta de Fernando VII y el absolutismo, aunque finalmente, los grandes beneficiados con su regreso fueron los nobles y sobre todo, los burgueses (estos últimos, al contrario que en el resto de Europa, nunca dieron lugar a una revolución burguesa, sino que se aliaron con la nobleza).


Trienio Liberal.

En 1820, un levantamiento protagonizado por el coronel Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla) logró triunfar, inaugurando el Trienio Liberal (1820-1823). El monarca se vio obligado a acatar la Constitución de 1812 , declarar una amnistía y convocar elecciones. Las nuevas Cortes, integradas por una mayoría de diputados liberales, restauraron la mayoría de las reformas de Cádiz. Se creó una Milicia Nacional, un cuerpo de voluntarios armados que defendían el régimen liberal. En este período, el país se vio envuelto en un gran período de inestabilidad política, debido a los conflictos entre liberales moderados, los cuales eran partidarios del equilibrio de poderes entre el monarca y las Cortes, establecido en la Constitución de 1812; y los exaltados, partidarios de redactar una nueva constitución, basada en la soberanía nacional. 

Este proceso reformista no contaba con el apoyo de Felipe VII, el cual, apoyándose en la Santa Alianza, formada por las potencias europeas de la época, trató de restaurar el absolutismo, y en 1823, los conocidos como Cien Mil Hijos de San Luis, entraron en España y repusieron a Felipe VII como rey absolutista.


Década Ominosa. Quiebra del absolutismo.

La vuelta del absolutismo (1823-1833) fue seguida de una gran represión contra los liberales (Riego fue ejecutado), y de la destrucción de todas las medidas del Trienio, pero a pesar de ellos, los gobiernos de esta época fueron incapaces de solucionar los problemas de España. Existía una difícil situación económica, debido en gran parte, a la guerra contra los franceses, que había debilitado enormemente la economía española, lo que unido a la pérdida de las colonias americanas hizo que el país se encontrase prácticamente sin ingresos, por lo que era necesario una reforma fiscal que obligase a los privilegiados a pagar impuestos. Además, se produjo un conflicto dinástico, puesto que las únicas descendientes del rey eran mujeres, y la Ley Sálica las impedía acceder al trono, razón por la cual, el monarca dictó la Pragmática Sanción, permitiendo la sucesión femenina al trono. Al final del reinado de Fernando VII se hizo evidente la crisis del régimen absolutista y la necesidad de reformas en profundidad.

2. REVOLUCIÓN LIBERAL: ISABEL II:

2.1. MINORÍA DE EDAD (1833-1843)
Guerra Carlista.
A la muerte de Fernando VII, su hija y heredera Isabel tenía sólo tres años. Los absolutistas apoyaron que el hermano de Felipe VII, don Carlos, debía acceder al trono, por lo que María Cristina, la regente, buscó apoyo en los liberales para defender los derechos de su hija. Se originó así una guerra civil, entre absolutistas (carlistas) y liberales (isabelinos). Por un lado, los partidarios del carlismo, eran los defensores del Antiguo Régimen, mientras que los isabelinos, buscaban defender los ideales liberales (además, muchos nobles y la propia monarquía encontraron en ellos una forma de parar a los carlistas). La guerra se mantuvo durante siete años (1833-1840) y finalmente los isabelinos salieron vencedores, firmándose la paz con el Convenio de Vergara.

Regencias:




  • María Cristina: Los liberales se hallaban divididos en dos grupos: los moderados, y los progresistas (los últimos querían acabar por completo con el Antiguo Régimen). En medio de la Guerra Carlista, para contar con el apoyo de los liberales, María Cristina impulsó la formación de un gobierno liberal, primero, con los moderados, y posteriormente, con los progresistas. Este proceso culminó con la Constitución de 1837, que inauguró un largo período de monarquía parlamentaria en España. Durante su regencia, María Cristina contrajo un matrimonio morganático en secreto con un sargento de su guardia de corps, y tras varios intentos fallidos de conciliar las tendencias políticas entre moderados y liberales, se vio obligada a ceder su regencia a Espartero y exiliarse.  
  • Baldomero Espartero.
  • Baldomero Espartero: En 1940, el general progresista Espartero fue nombrado regente, pero las medidas librecambistas perjudicaron a la industria española, lo que unido a su forma de gobernar dictatorial, personalista y militarista, le valieron la oposición de gran parte del país. En 1943, Espartero dimitió, algunas de sus tropas se pasaron al enemigo en Torrejón de Ardoz, y las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II, proclamándola reina de España.
Principales partidos españoles durante el Siglo XIX:
Los partidos políticos de España en el siglo XIX eran todos liberales, los cuales, estaban divididos en dos grandes bloques: Moderados, dirigidos por Narváez, y Progresistas, dirigidos por Mendizábal, Esparter y Prim. Ambos ideales, se unieron en la Unión Liberal, fundada por O'Donnell, un partido político de la segunda mitad del siglo XIX que intentaba ocupar el centro político de la época. Este partido político dio a parar al grupo de Monárquicos (liberales moderados), dirigidos por Cánovas y Sagasta. A la vez que se formaba la Unión Liberal, los Progresistas también formaron el partido de Demócratas, el cual acabó dando lugar al partido de Republicanos, dividido en Unitarios (dirigidos por Castelar), y Federales (por Pi i Margall).

Diferencias entre progresistas y moderados.

Ambos son liberalistas, con la diferencia de que los moderados (también conocidos con doceañistas), son partidarios de un equilibrio entre las Cortes y Rey establecido en la Constitución de 1812, y los progresistas (también conocidos como exaltados o veinteañistas) son partidarios de elaborar una nueva constitución, acabando con todo tipo de absolutismo y dando fin al Antiguo Régimen, impulsando además, mayores libertades y reformas sociales.

2.2. MAYORÍA DE EDAD (1843-1868):

Década Moderada.
Durante el reinado de Isabel II, el Partido Liberal Moderado estuvo, con breves excepciones, al frente del gobierno con el apoyo de la monarquía. En esta etapa se consolidó el liberalismo en España, pero con un carácter conservador y centralista. Así, impusieron un sufragio censitario, gran intervención de la corona en la política, y una limitación en las libertades (como la libertad de expresión e imprenta, controlada por el Gobierno). El nuevo régimen se apoyaba en los grupos poderosos: aristocracia, Iglesia, y burguesía conservadora.

En los diez primeros años de monarquía de Isabel, y bajo los impulsos del general Narváez, se promulgó la Constitución de 1845, que establecía un sufragio muy restringido, únicamente para personas con grandes patrimonios, y una soberanía compartida entre el estado y el rey. También se firmó un Concordato con la Santa Sede que configuraba un Estado confesional. Entre algunas de las medidas que se tomaron en la época, se puede destacar la centralización de impuestos en el Estado, la elaboración de un Código penal que unificó las leyes anteriores, y la disolución de la Milicia Nacional, creándose la Guardia Civil.

Bienio progresista.

Isabel II de España.
En 1854 triunfó un pronunciamiento militar apoyado por los progresistas y por los moderados descontentos que habían fundado la Unión Liberal, dirigida por O'Donnell. Los progresistas de Espartero trataron de elaborar un nuevo texto constitucional basándose en los principios de la Constitución de 1837 y de realizar múltiples reformas económicas, como una desamortización que afectó a los ayuntamientos, y la construcción del ferrocarril.

Gobierno de la Unión Liberal.


La última etapa del reinado de Isabel II (1856-1868) fue de alternancia en el poder entre los moderados y la Unión Liberal. Se impulsó una política colonialista que tuvo como máximo exponente en la Guerra de África. En el interior, la actuación del gobierno fue autoritaria y ejerció una fuerte represión. La oposición a este gobierno fue en aumento, y la queja de que el general O'Donnell había traicionado las ideas que le llevaron al poder eran la más común. Así, surgieron los partidos demócratas, que abogaban por el sufragio universal masculino, y los partidos republicanos, que defendían el fin de la monarquía.


3. GLORIOSA REVOLUCIÓN. 1868. SEXENIO DEMOCRÁTICO:


3.1. LA REVOLUCIÓN DE 1868.

Caricatura de la época sobre el Sexenio Democrático.
A partir de 1866 se produjo una grave crisis económica, que unida al desgaste político del régimen isabelino, dio lugar a un levantamiento revolucionario del pueblo español, el cual fue encabezado los militares Prim y Serrano, venció a las tropas fieles a la monarquía, y supuso el destronamiento y exilio de Isabel II y el inicio del período conocido como Sexenio Democrático. Tras esto, se formó un gobierno provisional a cuyo frente se colocaron Prim y Serrano, que impulsaron un programa de reformas y aprobaron la Constitución de 1869.

3.2. AMADEO DE SABOYA Y LA MONARQUÍA DEMOCRÁTICA.
La Constitución de 1869 establecía la monarquía como forma de gobierno, por lo que hubo que buscar un rey entre las monarquías europeas de la época, y el elegido fue Amadeo de Saboya, de la casa real italiana, la cual tenía una concepción democrática de la monarquía. Pero Amadeo encontró la oposición en la gran mayoría de la población, tanto por el lado de los moderador, los carlistas y la Iglesia, como por el lado de los demócratas, que se proclamaron republicanos. Por si fuera poco, el Amadeo tuvo que hacer frente a la insurrección en la isla de Cuba y a una nueva guerra carlista, por lo que decidió renunciar al trono en febrero de 1873.
 
3.3. LA PRIMERA REPÚBLICA.

Ante la abdicación del monarca, las Cortes se reunieron y decidieron por mayoría proclamar la República. Los republicanos pusieron en práctica las reformas sociales de su programa y organizaron el Estado de forma federal. Pero la República tuvo que enfrentarse a dos de los problemas a los que ya hizo frente el último monarca, las guerras carlista y cubana, y los monárquicos esperazon a organizarse para restaurar la monarquía en Alfonso, hijo de Isabel II. Finalmente, un golpe de Estado del general Pavía disolvió las Cortes y le entregó el poder al general Serrano, aunque esto resultó inútil puesto que la sociedad había optado ya por el regreso de la monarquía.

4. RESTAURACIÓN MONÁRQUICA: 1874 - 1898. ALFONSO XII


4.1. SISTEMA CANOVISTA.

Alfonso XII, hijo de Isabel II.
Sistema político configurado por Antonio Cánovas del Castillo con carácter conservador y escasamente democráticos, en el que existían dos grandes partidos: El partido conservador, encabezado por Cánovas (basado en el inmovilismo político, la defensa de la Iglesia y el orden social); y el partido liberal, liderado por Sagasta (inclinación a un reformismo de carácter democrático). Ambos eran partidos de notables que coincidían en lo esencial, y acabaron elaborando una nueva Constitución (1876).

4.2. ALTERNANCIA DE PARTIDOS. CACIQUISMO.
Conservadores y liberales se pusieron de acuerdo para irse turnando en el poder (turno pacífico), controlando la política de España. Esto era posible puesto que era el propio rey el que elegía al gobierno. Además, todo el sistema electoral estaba corrompido, y los candidatos se valían de todo tipo de prácticas para acceder al poder, sobre todo, en las zonas rurales (caciquismo).

4.3. OPOSICIÓN AL SISTEMA: LOS NACIONALISMOS.
Esta situación dio lugar al surgimiento de varios movimientos nacionalistas:
  • En Cataluña, la Renaixança, que defendía la cultura y la lengua catalanas (Unió Catalanista, Lliga Regionalista).
  • En el País Vasco, la abolición de los fueros tras la derrota carlista dio lugar a un movimiento de protesta (Partido Nacionalista Vasco).
  • En Galicia, el gallegismo se mantuvo como un movimiento cultural con pocas repercusiones políticas.
4.4. CRISIS DE 1898.
En 1895 surgió una nueva insurrección en Cuba, y tras la intervención de EE.UU. por el hundimiento del acorazado americano Maine, España fue derrotada y perdió sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esta derrota provocó una frustración en la sociedad española, y como reacción, surgieron movimientos regeneracionistas, que pedían una verdadera democratización del Estado.